miércoles, 4 de marzo de 2015

NIÑOS INVISIBLES


Alaska, 4 de marzo de 2015,

Estos últimos días he estado con tres mujeres. Cada una me aporta una cosa diferente. Harris, Jensen y Pinker. Científicas. 

La primera, Judith Rich Harris, publicó en 1998  El Mito de la educación, en el que sostiene que la influencia de los padres en el comportamiento de los hijos fuera del hogar familiar es cero. Según Harris, el comportamiento de los hijos es resultado de los genes y de la influencia de los pares. El círculo de amigos, de coetáneos, etc. Las investigaciones más recientes no  han desmentido ese cero contundente.
Dice Harris: "La niñez prepara para la vida adulta, y las personas que tienen éxito no pasan su vida adulta con sus padres. Su futuro es su propia generación (...) los niños no pueden aprender a comportarse correctamente imitando a sus padres. Un niño que se comporte como un adulto parecerá bastante anormal". La de veces que he intentado relajar a algunos padres, culpabilizados por la conducta de su hijo. La de veces que, siguiendo a Harris, les he dicho que su trabajo consiste en darles a sus hijos un hogar seguro, feliz y estable. ¡Que no es poco! Y que se relajen, que no son tan decisivos ni tan determinantes. La de veces que me he preguntado cuantos de nuestros discursos pedagógicos, de nuestros bienintencionados consejos educativos repetidos cientos de veces son inconsistentes. Falsos. Milongas de educador.  

La segunda mujer es Frances E Jensen.  De ella y de cómo funciona el joven cerebro adolescente ya os he hablado en mis dos últimos post. 

Con la tercera, Susan Pinker (hermana de Steven Pinker) y autora de "La paradoja sexual", entré corriendo el lunes en mi clase de Educación Social de la UdG. Mis alumnos me miraban un poco estupefactos mientras les iba soltando un párrafo suyo de aquellos que justifican por si solos que uno se dedique a esto.
Susan hablaba en un artículo del diario Ara  del uso y abuso de la tecnología en las aulas,  pero lo que yo subraye para mi clase era esto:  "Como han demostrado muchas investigaciones, con un único curso a cargo de un buen profesor de secundaria, hay suficiente para que haya muchas menos posibilidades que una alumna quede embarazada y muchas más posibilidades que vaya a la universidad, gane un salario digno, viva en un buen barrio y ahorre para la jubilación". ¡Uala! Un único profesor, excelente, volcado en un alumno.  ¿No es esto un antídoto para los momentos en que uno piensa por qué y para qué se dedica a lo que se dedica? ¿En los que se pregunta para qué sirve, realmente, un educador social?

Quizás nuestro trabajo, cogiendo un poco de Harris, un poco de Jensen y un poco de Pinker, sea, sobretodo,  encontrar a los niños invisibles, los que se van hundiendo poco a poco en su paso por la escuela y el instituto, sin que nadie los rescate. Quizás nuestro trabajo consiste, fundamentalmente, en la búsqueda de ese profesor que clave su mirada en él. Que alguien, un excelente profesional, lo descubra, lo mire, lo cuide, lo proteja y decida que no va a seguir hundiéndose.
Quizás, a veces , nuestro trabajo consistirá en hacer nosotros mismos de profe de secundaria de niños invisibles.

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Mi hermano, hoy, a las 20h, representa Educador social en Alaska en Madrid, en la sala La Nao 8 (estará todos los miércoles de marzo). Si lo ven esta noche por el centro, comiéndose unas porras con chocolate, salúdenlo. Seguro que lo agradecerá. Aunque la haya hecho ya cientos de veces (y esto no es una frase hecha), Rafa, cuando hace el Alaska, está como un niño con zapatos nuevos.

En cuanto a nuestro cerdo (El año del cerdo), después de Barcelona, estaremos en Barberà del Vallès el 14 de marzo. Y el 16 en Igualada, Nos vemos en el teatro, amigos.